La Viña del Señor

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viernes, abril 06, 2007

De la mala suerte o el Señor siempre cuida a sus borrachos


Soportar la mala ventura con estoicismo cual Job manso y resignado, no es novedad para ningún desdichado que háyase tropezado con los desmanes y vejaciones de la vida. En efecto, no hay quien en algún momento de su existencia no hubiese quejádose de que la rueda de la fortuna no gira a su favor. Es así como el melindroso gemebundo no clama elegías porque sí, sino que la razón está en su hado. ¿Hay acaso algo más tranquilizador que gruñir y lamentarse barbullando maldiciones en férvidos baladros de tal guisa que el más tenaz de los hombres se destemple en lastimeros dolores? Así pues, quejarse de la mala estrella hace las veces de catalizador del azar. Pero esto parecería un artificio vano para el buen cubero en cuanto que su sino está en esquivar con pericia embriagante las vicisitudes de la vida: porque en la Viña, el Señor cuida bien a sus borrachos! El concurso del Señor, de hecho, se ve en vetustos refranes y adagios como:
Fiesta sin vino, no vale un comino.
Al que no fuma ni bebe vino, el Diablo le lleva por otro camino.
Amigos oros y vinos, cuanto más viejos más finos.
Antes está el beber, que el deber.
Dulce licor, bello tormento: ¿qué haces afuera? Vamos para adentro!
Bachiller en medicina, confunde el vino con la orina.
Bebido con buenos amigos, sabe bien cualquier vino.
Con queso, pan y vino, se anda mejor el camino.
Contra las muchas penas, las copas llenas; contra las penas pocas, llenas las copas.
El agua para los bueyes y el vino para los reyes.
El borracho valiente, se pasa del vino al aguardiente.
Quien no gusta del vino, de Dios espere el castigo.
A borracho o mujeriego, no des a guardar dinero.
Finalmente, al siguiente día se levanta uno en su cama y recordando todas las cosas que pudieron pasar y que por suerte no pasaron.
Ahora bien, ¿es eso tener buena suerte? Por supuesto que no! Tener buena suerte NO es levantarse en el propio lecho sino en el ajeno. Tener fortuna es haber hecho lo que sobrio no hubiese hecho. Tener a la diosa Fortuna de su lado NO es no haber entrado en combate, sino haberlo hecho y haber vencido. Tener la rueda girando a su favor NO es haberse portado bien, sino haberlo hecho lo suficientemente mal para que el guayabo valga la pena: de uno u otro modo guayabo da, y de conciencia. Tener buena suerte NO es haber sido prudente, sino denodado y paladín. O se tiene buena suerte o se tiene mala suerte, pues el punto medio, la normalidad, lo usual, lo habitual, es pura mala suerte y de la peor.

lunes, febrero 12, 2007

La belleza va por dentro o “Al fin has madurado hijo mío!”



Ser tildado de inmaduro es casi con seguridad uno de los peores males que le pueden a uno acaecer. En efecto, el suceso discordante de ser confundido tan sólo una vez con alguien de parca madurez y escasa gallardía es un hecho que se incrusta en la frente con fuerza. La perfidia se da a muy temprana edad. Cuando majo y compuesto, ataviado con las mejores galas se acerca uno a la más agraciada niña del salón y a la tal soberana se le antoja uno más un niño que un hombre, en todos los sentidos de la palabra. El efecto sepulcral se advierte cuando con tono blasfemo execra la condena y alude por la ternura de las mil hazañas que uno blasona en aras de llamar su atención. Soberbia maldición!
Posiblemente desconociéndolo ella (la verdad no lo creo), cuando os ha señalado de tierno y caballero, os ha tenido por pusilánime hominicaco, adlátere sometido, vergonzante segundón, adminículo social, lacayo manso y adiestrado. La vida se convertirá PARA SIEMPRE en un caudal de inmadurez evidente para todos. El efecto más evidente: siempre serás el mejor amigo de ella.
Pero no todo está perdido. Hay algunos preceptos que si se siguen con sensatez se puede llegar a la madurez y convertirse en un hombre, sin importar el timbre de la voz:


-No os importa lo que los demás piensen de ti: sé original.....pero en serio deja de jugar con muñequitos o si no qué dirán. Cuando menos inventa que son de colección.
-No te burles del meteorismo. Es una enfermedad real y te puede pasar a ti.
-Aprende a bailar. Ya es hora de dejar la bobada y reírte de los que disfrutan con eso: Deja la Pendejada!
-Fumar no te hace grande. Pero sí muy sexy, no dejes de hacerlo.
-No odies a tus ex-novias. Ser maduro implica ser amigo de ellas o algo así por el estilo.
-Debes hacer un flickr con fotos tituladas: “Me, myself and I”, “Ágata la gata” y “Yo a mis diez”.
-El machismo es uno de los signos de inmadurez por excelencia. El feminismo creo que no.
-Debes decir pene y tetas sin sonrojaros, pero debes decirlos de cualquier modo.
-No cargues una naranja en la lonchera cuando vayas a la universidad. Es mejor el banano que no se rueda por las escaleras.
-Descuelga por favor ya el afiche de Conan.
-La tradicional “no has de beber para divertiros” (que ya es patente y cansona), pues debes disfrutar las cosas como son, mejor ve a los cuenteros o a escuchar a un amigo tocar guitarra.
-No todo lo que haces debe enfocarse en atraer chicas!
-Y la más importante de todas: La belleza va por dentro!!!!!!!!! Si es bonita o no, es lo de menos.

Ahora bien, ¿para qué hacer todo esto? Pues para que las chicas se fijen en uno! Vaya paradoja tan madura. Pero la verdad cruda es que si estáis con alguien por su belleza interior lo mejor es que metas la lengua en el enchufe.

domingo, enero 14, 2007

Baguetín informativo del Señor o vete a sacar los mocos, felón!


La capacidad de determinados individuos de convertir los vicios y las malas mañas en virtudes es una cosa del pasado. En la adolescencia, aquellos personajes eran los retóricos encargados de poner sabios y certeros apelativos a los compañeros con facciones exageradas o formas particulares de locución, sobrenombres que con seguridad arrastran aun hoy día. En efecto, el Apodador tenía un don y una elocuencia que lo distinguían de los demás. Poseía en su repertorio más groserías que nadie y su soez y descomedido comportamiento era digno de truhanes y bellacos de tierras lejanas. Su cuerpo parecía además dotado de turbinas con las que resoplaba a voluntad, casi entonando fétidas baladas y guturales corales. Pero ahora, las virtudes de aquel ínclito hacedor de tubas y vientos son tildadas de monstruosidades y él, nada menos que un dipsómano patológico entre otras tantas manías, a veces, convertidas en miedos.
Es así como lo que antes era considerado una virtud, ahora es clínicamente signo de:
· Meteorismo: Si bien en la adolescencia nuestro héroe tenía la capacidad de manipular el esfínter a voluntad y hacer de estas circunstancias normalmente incómodas una publicidad alegre y resonante, ahora en la adultez sufre el pobre hombre de lo que también se conoce como neumatosis. El arte de sublimar los sólidos en gases se convierte así en una enfermedad de graves consecuencias sociales. En términos más coloquiales: flatulencia.
Según confiables fuentes de Internet, “se denomina meteorismo, flatulencia o flato a la mezcla de gases que se expulsa por el ano con un sonido y olor característicos. Esta mezcla está producida por bacterias y levaduras simbióticas que viven en el tracto gastrointestinal de los mamíferos y de partículas aerosolizadas de sus excrementos. Una vez expelida del organismo, la ventosidad recibe el nombre de pedo, y la acción que produce su expulsión, tirarse (o echarse). Cuando los pedos se expulsan de forma repetida (pedorreo), debe usarse el verbo pedorrear; y es un pedorro, pedorrero o pedorriento (esta última más empleada en México) quien se pee sin reparo o muy frecuentemente. Pedo es también sinónimo coloquial de borrachera o de fiesta (en España y varios países de Latinoamérica). Es frecuente que en el habla coloquial, se suprima la letra "d" a la palabra pedo. Por otro lado, se emplea cuesco (voz onomatopéyica) para hacer referencia a un pedo ruidoso.
Existen, según las regiones geográficas, diferenciaciones y sinónimos de este término. En la zona mediterránea catalanohablante se diferencian los petorros (pedos ruidosos pero inodoros), de las bufas (pedos insonoros y de larga duración) y las perfas (pedos ruidosos y de olor desagradable y duradero), entre otros. En las Islas Canarias se denomina bufo o gufo, al pedo que no produce emisión sonora, pero sí efectos de fetidez notables (en México es equivalente al "pedo cebado")”.

· Coprolalia o coprolalomanía: El ilustre protagonista de esta poco notable historia ha convertido con el devenir de los años su lenguaje soez en muletilla. Al parecer, la coprolalia va más allá del decir groserías en cada frase. De hecho la patología no es decir las groserías sino escrutarlas fuera de contexto. De modo que decir huevón al final de cada enunciado o referirse de marica a absolutamente todo el mundo no es un vicio que vaya más allá del uso corriente de hablar, así como tampoco lo es el maldecir. Pero estar en una comida familiar y comenzar de repente a soltar todo tipo de sandeces sin nombre es algo que se debe revisar. Finalmente es un tic, nada más que un tic.

· Mucofagia: Tal vez el vicio más notable y evidente de todos. Su principio radica en la necesidad aberrante y constante de hurgarse la nariz. Todo comienza en la soledad: en el semáforo, viendo televisión...en fin, por ahí. Pero cuando la necesidad se hace apremiante, el pudor amaina y se recurre a todo tipo de estrategias militares para hacer de tan noble acto una oportunidad candorosa y poco perceptible. Como estrategia sin embargo resulta en lo que es la mucofagia ya como tal, a saber comerse el producto de lo recolectado. Como dice el viejo y conocido refrán: Cuando el hambre aprieta la vergüenza afloja. Este sublime quehacer puede derivar por su parte de lo que también se conoce como citomanía.

· Citomanía: El deseo anormal por alimentarse puede llevar sin duda alguna a comerse los mocos como última medida, pues la citomanía hace que el paciente sienta la necesidad de estar ingiriendo constantemente cualquier tipo de sólido, o en su defecto masticarlo o tenerlo en el buche. Es así como cada vez se desdibuja más la proeza de nuestro héroe y ahora se le ve por la calle hurgando impacientemente su nariz mientras mastica un lápiz y esbozando groserías entre los dientes. Penosa imagen para aquel que antaño hizo de Sánchez El Dolicocéfalo, para él que bautizó a Hernández como Danger, para quien llamó Pepi a García y para quien tatuó en Días el Oligofrénico.

· Gimnomanía: El Cid de estas hazañas en un vano intento por recuperar la popularidad perdida recurre a la sana y siempre anacoluta gimnomasia, es decir, la compulsión traumática a la desnudez. Tal vez producto de la dipsomanía (necesidad extravagante de ingerir bebidas alcohólicas) tal vez producto del onanismo, no se sabe. Como fuere la gimnomanía se convierte al final en el peor de todos los vicios. A lo que lleva el remordimiento, a lo que lleva la conciencia de haber perdido las virtudes, a lo que lleva la ingestión de tantos mocos......

· Ablutomanía: Obsesión crónica por bañarse........guácala!


sábado, noviembre 18, 2006

De por qué la destemplanza y la inmoderación


Y como de todo hay en la Viña del Señor, no es camandulería afirmar que también hay ponderados y modosos, a saber: abstemios. Se trata del prudente sobrio, a quien por obra del destino a veces se le encuentra entre los más inmoderados personajes, sufriendo. Y no es para menos, pues aun cuando se le culpe de uranismo y otro tipo de pecados asociados al nefando, este temperado retenido no comprende por qué es menester acabar la botella cuando es posible divertirse con una sola copa. Las razones parecen naturales para el buen cubero, que por cierto no comprende fácilmente la mesura del tranquilo y pacífico sobrio, pero un intercambio de experiencias puede hacer inteligibles los porqué de una y otra conducta. Aun cuando pueda ser un loable experimento departir con los amigos sin tomarse uno una copa, es preferible imaginarlo y tratar de simular la conducta del sobrio para entenderlo y así, sólo así, será posible explicarle a él el porqué de la botella entera (que en principio no debe ser solo una).
La clasificación es importante. No se puede uno poner de la misma manera en los zapatos de un Abstemio Existencial Convencido que de un Frugal Reglado Retenido. Mientras que el primero alega estar más allá del bien y del mal, el segundo aboga por la incompostura y la descomposición resultado de los excesos: él se puede divertir sin alcohol (o cuando menos con la medida necesaria para permanecer sobrio). Así, en el caso de este último, puede uno pensar que tiene la virtud de llegar a estados alterados de conciencia a voluntad. Tal vez recita algún mantra a lo largo de la noche o posiblemente la falta de proteínas y la comida vegetariana tienen propiedades alucinógenas si se consumen en exceso. Como fuere, lo difícil es explicarle tanto al Abstemio Existencial Convencido como al Frugal Reglado Retenido, que no basta con una copa y que salir en la noche sin beber es como......
como ir a un asado y ser vegetariano,
como peinarse y ser calvo
como comer arroz con pollo sin pollo,
como querer pizza hawaiana sin piña,
como comer perro caliente pero en lugar de salchicha poner atún o una sardina,
como tomarse una cerveza y no la otra,
como tomar café sin cafeína o leche deslactosada,
como tomar leche sin achocolatar,
como ver televisión nacional un sábado en la noche y tener cable,
como estar enfermo de la panza y salir en la noche con la que uno coquetea,
como bailar sin música,
como leer “The Blog Remains the Same” y no comentar a nombre de Calao,
como leer La Papelera y comentarla,
como tener novia y ser abstemio,
como pedir hamburguesa sin vegetales, ni salsas ni otro tipo de barbaridades que uno escucha,
como ponerse los pantalones sin cinturón,
como salir de bañarse y no tener toalla,
como entrar al baño de algún conocido y no tener papel,
en fin, es como salir sin beber hasta descerebrarse.

viernes, octubre 13, 2006

Ella



Por qué vino a mí, aun no lo sé. Pero desde que apareció de nuevo en mi vida no he podido dejar de pensar en ella. Paso noches enteras recordándola, repitiéndola, evocándola. Se ha convertido en el objeto de mi vida y no descansaré hasta tenerla toda ella, completa, sólo para mí. Sé que pronto estaremos juntos y la ostentaré con altivez, para que todos me envidien.
Pero aún no está completa. Oh Ronda que no me deja pensar en otra cosa!!. He buscado por todos lados, pero el camino es tortuoso, lúgubre y funesto. Mientras en ella pensaba recordé que al orondo y borracho hijo de Rana se lo tragó un pato y que a doña Ratona la descuartizaron los gatos. Después descubrí que el pobre diablo de Mambrú termina así:

Por allí viene un paje,
¿Qué noticias traerá?
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
¿Qué noticias traerá?
-Las noticias que traigo,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
-Las noticias que traigo,
¡dan ganas de llorar!

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Dan ganas de llorar!

Mambrú ha muerto en guerra.
¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú ha muerto en guerra,
y yo le fui a enterrar.

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Y yo le fui a enterrar!

Con cuatro oficiales
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Con cuatro oficiales
y un cura sacristán.

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Y un cura sacristán.

Encima de la tumba
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Encima de la tumba
los pajaritos van,

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Los pajaritos van,
cantando el pío, pío,

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Cantando el pío, pío
el pío, pío, pa.

Y aun así la seguí buscando. Pero de las sombras del olvido tan sólo rescaté algunos fragmentos de ella. De la Ronda Infantil que no me deja descansar. La necesito completa:

A doña Pancha le gusta la carrancha,
Arroz de cucaracha y ceviche de ratón.
Por segundo plato vómito de gato,
Salpicón de perro y un vaso de pus.

Un, dos, tres. Todos a comer.
Mocos verdosos ricos y esponjosos,
Sangre cuajada para la ensalada,
...........

Somos los leprosos que más nos divertimos,
Tomamos........ y luego la escupimos,
...............

martes, octubre 03, 2006

Opúsculo del buen uso de las malas palabras o sobre el bien mal-decir

Después de haber descubierto que tengo un homónimo en Venezuela que ostenta el noble título de Presidente de la Real Academia de la Grosería, consideré oportuno socializar el tema del insulto y el oprobio a nivel nacional, ya que para ofenderse y ofender es necesario hablar el mismo idioma (pues quién demonios se ofendería si le gritan por la calle ¡cabeza de chola!). En efecto vituperar es más que una simple muletilla. Para lograr ofender a alguien se requiere no sólo de pasión y odio, sino que es menester dominar técnicas de grandilocuencia y retórica. Pero la Fortuna es traicionera y cuando llega el momento de vilipendiar al enemigo, los oprobios se quedan cortos y el agraviado termina siendo uno. Por eso nunca sobra tener a la mano un pequeño repertorio de malas palabras, que bien utilizadas y con la correcta pronunciación, pueden acoquinar a los más insolentes demonios, así como una buena maldición puede invocar a estos esbirros del Diablo.
Aborto del Infierno: La peor execración. Utilícese sólo en contados momentos para no gastar su efecto. Con dos veces en la vida basta.
Adán: Si usted va por la calle y escucha que lo llaman adán, no se confunda. Pues no es ni Adonis ni es galán. Todo lo contrario: lo están llamando Haragán! Sucio puerco y dejado, cochino roto y marrano.
Atorrante: Sujeto asqueroso e indeseado digno de una patada en el trasero que con insistente frecuencia pulula alrededor de las personas normales provocándoles intensas nauseas, dolor de cabeza, rabia contenida y una profunda necesidad de arrancarle la cabeza a su interlocutor. Por lo general su tez es grumosa y pegostosa (más allá del acné) y poseen una hedionda sonrisa que provoca estupor a quien la ve. (Tomado de La Real Academia de la Grosería). Nota: en algunos lugares de esta parte del plantea es el mismo sacamocos o sangrón.
Bobalicón: Prefiérase idiota, obtuso, majadero, fatuo e inclusive burro. Pero no bobalicón.
Birria: Adefesio, esperpento, espantajo, hazmerreír
Cretino: Aunque puede parecer inofensivo, bien dicho puede ser inquisitivo.
Desgraciado: Si se quiere aludir a la existencia mísera de un pobre diablo, es mejor utilizar pusilánime o apocado.
Exiguo: Miserable, ruin, mediocre, insignificante. Sólo funciona cuando se habla de alguien, no es un improperio directo.
Gaznápiro: Palurdo y simplón. Es un insulto sin demasiado significado, sólo se oye feo y ofende mucho al sujeto insultado.
Guarro: Al igual que Adán, cerdo y sucio. Vocalícese amplia y grotescamente para ver mejores resultados.
Guisote: No solamente se refiere al guiso ordinario y grosero, sino al bodrio, frangolio, pegote y batiborricho. Sinónimo de bazofia.
Huevón: Dígase guevón si se prefiere, pero escríbase huevón, huevón.
Mercachifle: guasón, farandulero, vanilocuo y saltimbanqui.
Sansirolé: papanatas, necio y pazguato.
Sátrapa: Parecido a mercachifle pero mucho más efectivo.
Secretorio: El mismísimo Onán, pero además con vómito y diarrea.

Parece un compendio parco y escueto, pero que se irá complementando con el tiempo.

jueves, septiembre 21, 2006

Manual para ser un desvergonzado y asumirlo con Decoro o “¿recuerdas lo que hiciste anoche?”



Ahora bien, si seguisteis al pie de la letra alguna de las recomendaciones en “Sobre el arte de emborracharse con dignidad”, entonces: ¿ para qué os emborracháis? Es menester, por tanto, diseñar una estrategia para superar el remordimiento de conciencia, el peor de todos los sentimientos. Porque si bien el guayabo físico no es más que resaca, mareo, estertores pre-eméticos, náusea, basca, trastorno, viaraza, despeño y desbarate, francamente es algo con lo que uno puede lidiar. Es decir, para eso está la bienaventurada Sal de Frutas y otras cuantas pociones y menjurjes para solventar el entuerto. Pero la conciencia, la conciencia os puede aniquilar. Y si como proemio a esta dulce tragedia tenéis a alguien al lado que lo primero que escruta al abrir los ojos es un “¿recuerdas lo que hiciste anoche?”, podéis ir pensando en el exilio. Como fuere, ya sabéis lo que os espera el resto del día. El problema principal, de hecho, radica en que al otro día creeréis haberlo hecho todo, a saber cada una de las necedades prohibidas. Y aun cuando recordéis a la perfección el haberos comportado como un felón desvergonzado, lo importante es saber el impacto que tuvo en los Otros. Y aunque la culpa de la conciencia pareciera imborrable, de hecho lo es, tener en cuenta alguno que otro engaño mental puede llegar a ser útil:
Recordad que es mejor sentirse mal todo el domingo, que en la noche anterior viendo Caleroscopio.
Inventaros alguna excusa trivial y llamad a alguno de los Otros para preguntarle cómo la pasó, más no cómo os comportasteis. Así saldrás de varias dudas.
Tened en cuenta que si fuisteis un truhán, lo habéis sido siempre, y aun así siguen saliendo contigo.
Finalmente Deborah no estaba tan mal
Si hicisteis el espectáculo de ebrio.....nada, si hicisteis el espectáculo mejor probad las drogas
Y nunca, pero nunca dirás que no cuando vuestro amigo borracho os llame al otro día para el desenguayabe a las 9am.